- Michael Keene
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NutriScore, un sistema de etiquetas de salud en la parte frontal del envase, funciona como un semáforo nutricional cuyo objetivo es ofrecer información nutricional clara de un vistazo. Creado por científicos de la Universidad de Oxford en 2005 y validado posteriormente por la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido en 2017, este sistema ha sido adoptado por países como Francia, Bélgica, Alemania y España. Simplifica la información nutricional en una escala de 5 letras codificadas por colores, que van del verde oscuro (A) para las opciones más saludables al rojo (E) para las menos saludables, con el objetivo de ayudar a los consumidores a tomar decisiones más saludables con mayor facilidad.
Este sistema ha sido criticado por su capacidad de ser explotado, permitiendo que productos con alto contenido en azúcar o grasas saturadas obtengan buenas calificaciones mediante ajustes en su composición. Esta manipulación subraya la necesidad de que los consumidores comprendan cómo funcionan las etiquetas de salud y evalúen críticamente la información proporcionada para tomar decisiones verdaderamente informadas.
A pesar de su noble intención, NutriScore no ha estado exento de polémica, sobre todo en España. El sistema ha desconcertado a los consumidores al asignar, por ejemplo, al aceite de oliva una calificación "D", mientras que un refresco light podía obtener una "A". Esto ha puesto de manifiesto un fallo crucial: NutriScore califica productos dentro de la misma categoría, lo que hace que las comparaciones cruzadas sean engañosas.
Los fabricantes, explotando este diseño, han navegado por el sistema para conseguir puntuaciones favorables para productos que podrían no merecerlas en función de su impacto general sobre la salud.
Manipulación de las etiquetas de salud: un juego de equilibrio
Esta laguna permite que productos con alto contenido en azúcar, como algunos cereales de desayuno, reciban puntuaciones altas modificando su composición. NutriScore calcula las puntuaciones basándose en puntos negativos para calorías, azúcares, grasas saturadas y sal, y puntos positivos para frutas, verduras, fibra, proteínas y frutos secos. Algunas empresas equilibran meticulosamente estos factores para conseguir mejores puntuaciones, engañando a los consumidores sobre la salubridad real del producto.
Además, la adopción de NutriScore es voluntaria, por lo que sólo participan las marcas que se benefician de sus calificaciones. El caso de Nesquik, por ejemplo, levantó ampollas cuando recibió una calificación alta, no por el producto en sí, sino porque la NutriScore se basaba en el producto consumido con leche. Esto pone de relieve la importancia de comprender cómo evalúa NutriScore los productos y la necesidad de educar a los consumidores para que interpreten correctamente estas etiquetas.
En cambio, los sistemas de etiquetado como el de "Promoción de Alimentos Saludables", implantado en países latinoamericanos como Chile, Perú, México y Uruguay, ofrecen un enfoque más directo. Este sistema utiliza octógonos negros con advertencias como "Exceso de azúcar", "Exceso de sodio" y "Exceso de grasas saturadas", lo que dificulta a las empresas ocultar aspectos poco saludables de sus productos.
Es fundamental que los consumidores comprendan las limitaciones y posibles manipulaciones de las etiquetas de salud, como NutriScore, para tomar decisiones de compra verdaderamente informadas y beneficiosas para su salud.
La importancia de la educación y la responsabilidad del consumidor
Mientras la Organización Mundial de la Salud y los grupos de defensa del consumidor apoyan un etiquetado nutricional transparente y fácil de entender, es crucial que los consumidores también comprendan y evalúen críticamente estos sistemas. Aunque NutriScore puede ofrecer orientación, es vital mirar más allá de las etiquetas y comprender el contexto más amplio del valor nutricional, promoviendo un enfoque bien informado y consciente de la salud a la hora de elegir alimentos.
Recuerda, las etiquetas no mienten, pero tampoco cuentan toda la historia. Es nuestra responsabilidad como consumidores educarnos para interpretar estas etiquetas y hacer elecciones que se ajusten a nuestros valores de salud y medioambientales. Para garantizar una alimentación saludable y consciente, es fundamental que los consumidores no solo confíen en las etiquetas de salud, sino que también busquen información adicional y adopten un enfoque crítico al evaluar los productos alimenticios.
Y, para escoger alimentos saludables, es necesario aprende a leer correctamente las etiquetas de los productos. Puedes hacerlo aquí: Cómo leer las etiquetas para elegir alimentos saludables.
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