- Michael Keene
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Al igual que cualquier otra célula de nuestro cuerpo, las células cancerosas necesitan energía para crecer y multiplicarse, pero, ¿Qué es exactamente lo que alimenta a estas células malignas?
El azúcar y el cáncer
Todas las células de nuestro cuerpo, tanto las sanas como las cancerosas, dependen de la glucosa para obtener energía. La glucosa es una forma de azúcar que el cuerpo puede producir a partir de proteínas o grasas, independientemente de la dieta. Esto significa que la simple supresión del azúcar blanco no "matará de hambre" al cáncer.
De hecho, si se priva al cuerpo de azúcares, las células cancerosas encontrarán otras fuentes de energía, lo que podría debilitar todo el organismo en el proceso. En lugar de eliminar los azúcares por completo, es importante utilizarlos con prudencia, sin superar las cantidades recomendadas.
Los azúcares naturales de la fruta y los hidratos de carbono complejos de los cereales, la pasta o el pan se recomiendan durante el tratamiento del cáncer porque proporcionan energía y favorecen las funciones del organismo. Los hidratos de carbono son una parte crucial de una dieta equilibrada y ayudan a mantener una nutrición adecuada durante el tratamiento del cáncer.
El riesgo de las proteínas específicas
Las carnes procesadas suelen contener nitritos y nitratos, compuestos que ayudan a conservar los alimentos y realzan su sabor. Sin embargo, estas sustancias pueden dar lugar a la formación de N-nitrosaminas, que son potencialmente cancerígenas y mutagénicas.
Por lo tanto, es importante moderar el consumo de carnes procesadas y rojas, y también tener en cuenta cómo se cocinan. El riesgo de compuestos nocivos aumenta cuando la carne se expone a altas temperaturas, como al asarla a la parrilla o a la barbacoa.
Grasas poco saludables
Las grasas son la principal reserva energética del organismo, ya que ofrecen 9 kilocalorías por gramo, y desempeñan papeles esenciales en el transporte de vitaminas y el apoyo a diversas funciones fisiológicas y estructurales. Sin embargo, un consumo desequilibrado de grasas es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, y tanto las grasas trans como las saturadas están relacionadas con algunos tipos de cáncer.
Las grasas trans, que suelen encontrarse en los alimentos hidrogenados, no aportan ningún beneficio conocido para la salud y aumentan el riesgo de enfermedades coronarias y ciertos tipos de cáncer.
Por otra parte, no todas las grasas son perjudiciales:
- Las grasas insaturadas, como las del aceite de oliva y los frutos secos, son beneficiosas.
Mitos y realidades sobre la dieta y el cáncer
- Vitaminas y cáncer: existe la creencia generalizada de que el consumo de antioxidantes naturales procedentes de frutas y verduras puede ayudar a prevenir el cáncer. Aunque los estudios confirman que una dieta rica en frutas y verduras puede reducir el riesgo de algunos tipos de cáncer, no hay pruebas de que los suplementos vitamínicos ofrezcan la misma protección.
- Plantas contra el cáncer: es posible que encuentren afirmaciones sobre plantas que supuestamente pueden prevenir o curar el cáncer. Aunque algunos compuestos de las plantas, como los flavonoides (que se encuentran en los cítricos, las cerezas, las manzanas, las cebollas, las uvas, etc.), tienen propiedades antioxidantes, no hay pruebas científicas de que un solo alimento pueda eliminar por completo el riesgo de cáncer.
- Preparación de los alimentos: otro factor importante relacionado con la dieta y el cáncer no es sólo lo que comemos, sino cómo preparamos los alimentos. La preocupación por los envases de plástico, normalmente sólo se liberan cantidades mínimas de sustancias químicas en los alimentos. Sin embargo, el método de cocción puede desempeñar un papel más importante en el riesgo de cáncer. Los métodos de cocción a alta temperatura, como freír o asar a la parrilla, producen aminas heterocíclicas (HCA) e hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), ambos relacionados con el cáncer. Es una buena idea dar prioridad a los métodos de cocción a baja temperatura y limitar los alimentos fritos, a la plancha o ahumados.
Conclusión
Mantener una dieta equilibrada rica en alimentos naturales e integrales y evitar cantidades excesivas de azúcares y grasas poco saludables puede contribuir significativamente a la salud en general. Y estar informados sobre lo que alimenta el crecimiento del cáncer nos ayuda a tomar mejores decisiones sobre nuestra dieta y nuestro bienestar.
En Sabia, nos preocupamos por la nutrición y el impacto que puede generar estos alimentos en nuestro cuerpo. Sigue explorando nuestro blog para aprender más sobre la alimentación consiente y, aún no lo haces, síguenos en redes sociales.
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